Agrobanco: Para que la historia se repita
Por Hans Rothgiesser
11 de Agosto de 2011
Cuando se anuncia que Agrobanco será repotenciada y que su capital se incrementará inicialmente en S/.100 millones, es bastante razonable preocuparse. Sobre todo por la presencia de la palabra “inicialmente” en el anuncio del Ministerio de Agricultura. De hecho, que se haya anunciado que luego se incrementará en cuanto sea necesario es lo que genera suspicacias.
Los objetivos son bastante nobles y eso no está en discusión.
Definitivamente la propuesta de luchar contra la pobreza rural a través del apoyo a pequeños productores y comunidades campesinas tiene sentido. Después de todo, hasta el Banco Mundial ha encontrado fuerte relación entre la promoción de la agricultura y la reducción de la pobreza. No obstante, hay tres ineludibles problemas en la iniciativa de trabajar este objetivo a través de Agrobanco.
Primero, en el Perú el mismo Estado tiene una larga tradición de promover la cultura del perro muerto. Y eso se puede ver claramente desde iniciativas como la del Rescate Financiero Agrario (RFA), promovido por el mismo Congreso que creó Agrobanco, algo descrito como contradictorio en este documento de Grade. Es más, que banca privada haya avanzado en directamente financiar agricultores tampoco es garantía de nada. No olvidemos el lamentable Programa de Reestructuración de la Deuda Agraria (PREDA), por el cual el Estado compraba deuda a las entidades financieras que se habían arriesgado en ingresar al sector rural otorgando créditos a los campesinos.
Estamos hablando de S/.50 millones aprobados por el Congreso anterior –dinero de todos los peruanos–, que buscó refinanciar deudas de agricultores morosos. Como lo explica el IPE en este comentario, programas como el PREDA tienen un componente altamente injusto de desincentivo al cumplimiento de los compromisos financieros asumidos por el campesino: ¿Para qué esforzarme en pagar mi deuda si después viene el Estado a rescatarme (algo que hace constantemente)? Hay que tomar en cuenta que en la selección de los beneficiarios del PREDA no se consideraba su nivel socioeconómico.
Segundo, como se puede apreciar en la página 243 de este otro documento de Grade, en el 2007 el 73% de los créditos otorgados en el sector agricultura estaba en manos de los bancos, el 8.3% en Agrobanco y el resto en cajas municipales y otras. Como lo muestra esta investigación del IEP, cuando se cerró el Banco Agrario en 1992, el vacío fue cubierto por las cajas municipales, las cajas rurales y similares. Y ese segmento del sector financiero no está particularmente en peligro. De hecho, solamente en junio de este año los créditos otorgados crecieron en 21.3%, alcanzando un total de S/.8,463 millones. El mes anterior habían crecido en 22%. Si se quiere realmente promover el acceso a financiamiento de los campesinos en condiciones que los ayuden a integrarse a la economía formal, lo que se debe hacer es atender las razones por las cuales los bancos y las cajas municipales no brindan créditos a menores tasas a los campesinos. En contra al discurso político que se pueda manejar, hay razones para esto. Como lo investigó Hector Collantes a inicios del 2011 (publicada en SE 1255), la regulación en el Perú de las cajas municipales presenta ciertas particularidades que para algunos son demasiado restrictivas, incluso para estándares internacionales. Tomemos en cuenta además que el Perú ha sido líder en innovación microfinanciera. La mesa está servida para que el sector financiero formal se acerque cada vez más.
Finalmente, las razones de fondo por las cuales los agricultores de menores ingresos no salen adelante no estarían siendo atendidas. Aquí estamos hablando de transferencia de tecnología, de capacitación, de introducción de semillas mejoradas, de inversión en infraestructura, etc. Todo eso que es lo que realmente saca al campesino de la pobreza nuevamente se estaría dejando de lado para ir por la opción fácil y mediática. Focalizar esos créditos y hacer un seguimiento adecuado y condicionarlo a la aplicación de mejores técnicas que aseguren que a la larga el campesino salga de la pobreza aparentemente es demasiado trabajo.
Fuente: Semana Económica