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El cerezo (Prunus avium), es un cultivo que ha ido adquiriendo cada vez mayor relevancia, principalmente asociada a la creciente demanda que ejerce el lejano oriente (China mayoritariamente) por esta fruta. El cerezo es un árbol de hoja caduca originario de Europa y Asia. Es de clima templado, por lo que requiere inviernos fríos y primaveras cálidas.

Chile es el principal exportador de cerezas del hemisferio Sur y le sigue Argentina. El desarrollo de nuevas variedades ha permitido contar con material vegetal que se adapta a diversas condiciones edafo-climáticas (zonas con mayor o menor frío invernal, distintos tipos de suelo, etc.). Quizás uno de los mayores adelantos ha sido el desarrollo de porta-injertos enanizantes. Un problema de este árbol es su gran altura, lo que dificulta la cosecha de fruta. Los nuevos porta-injertos (Gisela 5, Maxma 14, Gisela 6) permiten mantener árboles de tamaño medio, permitiendo densificar las plantaciones y obtener así mayores rendimientos por hectárea, aumentando la precocidad.

Una producción óptima se sitúa en torno a las 10 toneladas por hectárea.

El sistema de conducción de los árboles es otro factor importante a considerar. Dado que la tendencia actual es densificar las plantaciones, se han desarrollado sistemas de conducción que permiten tal objetivo. Entre los más utilizados se encuentra el eje central, el “vasito español”, KGB (Kym Green Bush), UFO (Upright Fruiting Offshots), V-trellis y Bandera.

La poda es un manejo clave en esta especie. Permite mantener madera frutal joven, lo cual evita pérdida de calibres, iluminación de la copa del árbol, control de la altura y el emboscamiento y regular la carga frutal para evitar sobre carga que debilite el árbol y genere fruta de baja calidad.

La lluvia primaveral es un factor que a veces puede limitar la producción ya que la cereza es una fruta muy sensible a la lluvia, partiéndose si ocurren precipitaciones cerca de la madurez. Sin embargo, se han desarrollado muchas técnicas que permiten sortear este factor, tales como los techos plásticos permanentes o móviles, que protegen la fruta y a la vez adelantan su madurez.

Este cultivo es una alternativa muy promisoria para las zonas más frías con presencia de heladas invernales, que se adapta a diversas zonas siempre y cuando se cumplan los requisitos de acumulación de frío invernal, distintos según la variedad. En Perú existen zonas que cumplen estas características, por lo que resulta interesante evaluar la factibilidad técnica que tendría el desarrollo de este frutal en algunas zonas de dicho país.


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