Preparándonos para una agricultura de costos y precios crecientes
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- 28/03/11 a las 06:36 PM (2873 Visitas)
En realidad, el aumento de los costos de producción en el agro empezó hace ya un buen tiempo. Aunque algunos lo nieguen, las remuneraciones en el sector han aumentado – y seguirán aumentando – significativamente. No solo la gran demanda de mano de obra de las empresas agrarias está presionando al alza los costos de personal, sino también – y sobre todo – el gran dinamismo de las demás actividades económicas, como es el caso de la construcción, el comercio, la industria manufacturera, el turismo, y los servicios como el transporte de carga y de pasajeros, la gastronomía, etc.
Por ello, hacen el ridículo quienes con el afán de desprestigiar a la agricultura empresarial, sostienen que éstas han congelado las remuneraciones de sus trabajadores, lo cual no es cierto, y además porque no habría fuerza en el mundo capaz de contener el alza de las remuneraciones en el país, y menos en el agro, frente al dinamismo que muestra la economía nacional a través de todos los sectores.
Por otro lado, el alza del precio del petróleo que parece un fenómeno perdurable en el tiempo, ha encarecido nuevamente a los fertilizantes, tal como ocurrió a mediados del año 2008. Y como se sabe, no solo los fertilizantes suben de precio cuando se encarece el petróleo, sino también los gastos de transporte, la energía, y la mayoría de los productos y servicios que requiere la agricultura.
Además, en el caso particular de la agricultura, tenemos el encarecimiento de las tierras y el agua. Efectivamente, las tierras vienen subiendo de precio, lo cual está encareciendo las inversiones en el sector. Y lo mismo está sucediendo con los alquileres, que están siguiendo la misma tendencia alcista del valor de las tierras.
El agua constituye todo un tema de debate nacional. Un recurso natural, aparentemente libre y abundante, termina escaseando y amenazando a sus usuarios; entre los que destacan como principales consumidores, los agricultores.
Frente a ese escenario, el agua ha empezado a encarecerse; sobre todo en los nuevos proyectos de irrigación como Olmos en Lambayeque, y Majes – Siguas II en Arequipa, donde se anuncian tarifas de agua de US$ 0.06 / m3 “en boca de túnel” lo cual se incrementará hasta unos US$ 10 / m3 en las respectivas plantaciones.
A este respecto, tendremos en el país la paradójica y absurda situación en que habrá muchos agricultores que dispondrán de agua prácticamente gratis, mientras que otros pagarán los precios antes mencionados.
En todo caso, la agricultura empresarial, tanto la que se desarrollará en las irrigaciones del Estado, como la que se abastece de agua de pozo en los valles de la costa, donde más se está desarrollando este sector, deberán considerar el aumento del costo del agua en sus estructuras productivas agronómicas.
Felizmente, así como los costos de producción han subido, y seguirán subiendo en el futuro, los precios de venta de la mayoría de los productos agrícola, también están subiendo de precio.
Algunos le llaman a este proceso “Inflación Alimentaria” y otros más negativos “Crisis Alimentaria”. Yo creo que ambos conceptos son confusos y desorientadores. Lo que tenemos en ciernes es simplemente una agricultura de costos y – felizmente – precios crecientes.
¿Qué hacer ante ello? Lo de siempre. Más productividad. Trabajadores más eficientes y mejor remunerados. Sistemas de riego tecnificado para optimizar el uso del agua. Y control riguroso de los insumos y servicios agrícolas.
Es verdad, se trata de una agricultura diferente a la del pasado. Pero no se trata del fin del mundo.