En una reunión para periodistas del IICA.
Explican por qué no es verdad que las semillas transgénicas generan dependencia ni tampoco representan una amenaza para los productos orgánicos.
Por: Manuela Zurita
Agraria.pe.- El área global cultivada con semillas transgénicas ha aumentado cincuenta veces desde 1996, comentó José Luis Solleiros, profesor y asesor internacional en gestión de la innovación y biotecnologías. Lo hizo en el “Diálogo Abierto sobre Biotecnología y Bioseguridad con los medios de comunicación”, celebrado por el Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura (IICA) en Lima el martes pasado.
“¿Por qué crece y crece la superficie de semillas transgénicas que son más caras que las semillas tradicionales?”, preguntó desafiante a los periodistas. Para el experto, el debate actual sobre los transgénicos encubre una visión paternalista del agricultor. “Se piensa que es bobo y que llegó alguien y lo convenció (de sembrar semillas transgénicas). No es bobo. Toma decisiones razonadas. Primero las prueba en una parcela”, sostuvo el mexicano.
Pero el debate no acaba allí. Según Solleiros, también está avivado por varios mitos sobre los organismos genéticamente modificados (GM).
¿Dependencia de semillas?
El experto señaló que uno de los mitos versa que los productores se hacen dependientes de las multinacionales al usar las semillas GM. Lo refutó, alegando que existe en el mundo una vasta cantidad de proveedores, que las semillas tradicionales siguen compitiendo en cuanto al rendimiento, que aún son pocos los cultivos para los que se ofrecen semillas y que, finalmente, el productor las compra porque representan una mejora económica.
Al mismo tiempo, desmintió el argumento que afirma que los cultivos genéticamente modificados representan una amenaza para los productos orgánicos. “Tanto los cultivos orgánicos como los biotecnológicos pueden desarrollarse en el mismo lugar”, explicó, citando los resultados de un estudio realizado en España para identificar el flujo de genes.
Apuntó que esta investigación concluyó que se debe cultivar separados a una distancia de 30 mts y programar las siembras con fechas diferentes (con un espacio temporal de 20 días). “Ambas estrategias de producción han sido diseñadas para nichos de mercado específicos”, acotó, tras explicar que los orgánicos son productos caros y con bajo rendimiento por hectárea mientras los producidos con semillas trasngénicas se dirigen a un mercado masivo. En este punto, manifestó con ironía: “Declaren a Perú país orgánico”.
Un tercer mito dice que la biotecnología es para países desarrollados. Solleiros informó que América se está aplicando en México, honduras, Colombia, Bolivia y Argentina.
Por otro lado, explicó que no es son verdad que la biotecnología aumentará el uso de agroquímicos, ya que éstos tienden a disminuir su uso en plantaciones de cultivos GM.
Descartó que los OGM representen una amenaza para las variedades criollas. “No van a desaparecer del mercado”, manifestó. “Las ediciones de la adopción de semillas las toma el agricultor en función de aspectos agroecológicos y económicos”, indicó, tras recalcar que sólo la preferencia del comprador hará que perviva o desaparezca una variedad.
Por último, expuso el mito que afirma que los alimentos biotecnológicos son inseguros. Aseguró que antes de ser comercializados, los Estados (a través de sus Ministerios de Salud) evalúan sus riesgos (toxicidad, alergenicidad y nutrimentos) comparándolos con los alimentos tradicionales.
DATOS:
El encuentro se realizó en el marco de Proyecto Lac Biosafety, una iniciativa de Brasil, Colombia, Costa Rica y Perú para fortalecer el conocimiento en materia de conocimiento técnico, comunicación y toma de decisiones en bioseguridad, para el cumplimiento del Protocolo de Cartagena sobre Bioseguridad.Temas similares: